Sombrero AGUADEÑO, la historia de un icono protegido por la “denominación de origen”

Esta pieza de artesanía fina, tejida en las montañas de Aguadas, nació hace más de 160 años. Su elaboración forma parte del estilo de vida de unos 800 artesanos y campesinos que se dedican a este arte en el norte de Caldas. ¿Cuál es su origen? Te contamos.

Hay algo en lo que coinciden quienes han explorado la historia del sombrero AGUADEÑO: la técnica de tejido que le da vida no es originaria de Colombia.

Entonces, ¿cómo llegó al país?

Se sabe que el arte de tejer sombreros es un regalo de nuestro vecino del sur: Ecuador, una nación que a finales del siglo XIX ya contaba con una amplia competencia tanto en la preparación de la fibra como en la elaboración de la pieza en sí.

Este conocimiento llegó primero a Nariño en los inicios de La República. Así se evidencia en un documento de la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, entidad que le otorgó la protección de denominación de origen el 30 de noviembre de 2011.

Luego, se asentó de forma estable en tres regiones: “La primera de ellas, se localizó en Santander, la segunda se situó al sur del departamento del Huila y la tercera se localizó en Santafé de Antioquia y Sopetrán, de donde, a mediados del siglo, se extendió a Aguadas, al norte del actual departamento de Caldas”, asegura el documento. 

También se dice que fue el ecuatoriano Juan Crisóstomo Flórez el autor de esa expansión. De hecho, en varios artículos se afirma que venía de Cuenca y que llevaba consigo un saber hacer único: la técnica de tejido del sombrero Panamá (que en realidad no es panameño sino ecuatoriano, pero esa es otra historia).

Cuando Flórez llegó a Aguadas, encontró el lugar perfecto para hacer crecer el arte de la tejeduría de sombreros. Allí, en una ubicación geográfica privilegiada (entre los 1400 y los 1600 msnm), brotaba silvestre la palma de iraca, el insumo principal para su elaboración.    

El nacimiento del sombrero aguadeño

Juan Crisóstomo desbarató un sombrero y enseñó a los lugareños cómo tejerlo. Así, poco a poco, se empezaron a constituir talleres en los que trabajaban por igual hombres y mujeres.

Con el paso del tiempo la labor quedó en manos femeninas, en especial campesinas.

Según afirma el escrito de la SIC, esto se debió a los largos periodos entre cosechas y a factores como la cantidad de hijos y la valoración sobre el tiempo útilmente empleado. Y, ante todo, a que se convirtió en complemento de los ingresos familiares y en una forma de entretenimiento en los espacios libres de las labores domésticas. Las mujeres aprendían de sus madres, tías o abuelas desde temprana edad: entre los 5 y los 8 años. Y lo hacían de una manera simple y muy natural: observándolas. De este modo, surgió la industria artesana del sombrero aguadeño en la también conocida “ciudad de las brumas”.

Denominación de origen

El 26 de febrero de 2010, la Alcaldía Municipal de Aguadas radicó ante la Superintendencia una solicitud de declaración de protección de la denominación de origen “sombrero aguadeño”.

¿Esto qué significa?

La denominación de origen, según explica la SIC, es una indicación geográfica constituida por la denominación de un país, de una región o de un lugar determinado, utilizada para designar un producto originario de ellos y cuya calidad, reputación u otras características se deben exclusiva y esencialmente al medio geográfico en el cual se produce, incluido los factores naturales y humanos.

La petición fue favorable y se le otorgó la protección de denominación de origen un año y nueve meses después. Esto asegura la originalidad del producto y la calidad del mismo.

Los auténticos AGUADEÑOS de MARIO HERNÁNDEZ

Para garantizar la autenticidad de sus AGUADEÑOS, MARIO HERNÁNDEZ los adquiere directamente de la fuente: una empresa familiar con un gran reconocimiento en la región y el país, que se encarga de beneficiar los sombreros en rama tejidos por las artesanas de la localidad.

En su fábrica, localizada en el centro de Manizales, se realiza el proceso de darle forma al sombrero:

Primero se pule; es decir, se recortan las fibras sobrantes y el ala, dos procedimientos que realizan manualmente artesanos experimentados con una regla circular y un bisturí. Luego, le cosen un ribete para que no se deshilache.

El siguiente paso es el proceso de prensado que permite darle la forma del sombrero.

Esta técnica se realiza una primera vez después de engomarlo y secarlo, y se repite para que la horma quede fija. 

Así llegan a la planta de MARIO HERNÁNDEZ en Bogotá, donde expertos de la firma se encargan de marcar al calor la parte interna de la copa con un sello metálico que tiene la forma del nuevo Unicornio, inspirado en el caballo criollo de paso colombiano.

Finalmente, le ponen el tafilete y la cinta, que en el caso de los AGUADEÑOS de la marca no es negra ni de algodón, como el original, sino de una amplia variedad de tonos y de cuero.

¿Qué te gusta de los sombreros AGUADEÑOS? Cuéntanos en los comentarios.

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