Ser colombiano es ser amable

La amabilidad es uno de los grandes lujos que tenemos como nación y que nos hace un país tan interesante para el turismo. ¿A qué se debe este característico rasgo?

Los que nacimos en Colombia tenemos claro que uno de nuestros rasgos más característicos es la amabilidad. Quizás para nosotros esto sea paisaje, pero para quienes vienen de visita desde otros países, o se establecen temporal o permanentemente en esta bella tierra, es algo digno de admirar.

De hecho, en 2013 la página web HubPages, uno de los portales más visitados en el mundo y que se destaca por aconsejar a sus usuarios sobre las tendencias en el planeta, publicó una lista sobre los países más amables y Colombia quedó en primer lugar.

Cuatro años más tarde, la red mundial InterNations realizó una encuesta anual en la que participaron catorce mil expatriados de 191 países y entre las preguntas estaban qué tan fácil es instalarse en la nación de destino y qué tan fácil es hacer amigos allí. Colombia quedó en el tercer lugar, después de Uganda y Costa Rica.

Más recientemente, en 2019, Booking, la plataforma que conecta a los viajeros con la oferta más amplia de alojamientos alrededor del mundo, llevó a cabo un estudio con 21 500 viajeros de 29 países para identificar los más hospitalarios. El ranking quedó así: Tailandia (85 %), Indonesia (83 %), México (77 %), Taiwán (77 %), India (75 %) y Colombia (74 %).

El origen del ser amables

Es claro, entonces, que la amabilidad forma parte de la personalidad de los colombianos, sin importar la ciudad o el departamento. Para nosotros es, además, un lujo inmaterial que tenemos como país y que se ha convertido en un importante atractivo turístico para los foráneos. Pero, ¿dónde nace este rasgo?

En el artículo El alma colombiana. Idiosincrasia e identidades culturales en Colombia, publicado en la revista Hallazgos, el autor P. Pedro José Díaz Camacho realizó una investigación con el propósito de averiguar sobre los rasgos anímicos y temperamentales que se expresan en el modo de ser y en la conducta de los colombianos, según las distintas regiones y grupos socioculturales; es decir, sobre cómo ha llegado a ser en el siglo XXI la índole y el alma del pueblo colombiano.  

En algunos apartes cita las palabras del profesor Luis López de Mesa (1884-1967), gran conocedor e intérprete del ser colombiano en sus múltiples y complejas vertientes y en su devenir histórico: “Si se me pidiese un resumen de las cualidades más salientes del colombiano, diría que es idealista con marcada inclinación al lirismo, universalista con amor al progreso, pacifista con tendencia al orden, hospitalario por simpatía y vocación democrática”.

Esto, asegura Diaz Camacho, se puede entender apelando a algunos factores hereditarios provenientes de nuestra peculiar mezcla racial. Y en el caso específico de la amabilidad, a la influencia de nuestros ancestros chibchas. “En una aproximación general a sus rasgos anímicos peculiares, podemos fijarnos en los siguientes aspectos referidos a la población de ascendencia chibcha: Lo más notorio de estas gentes es su exquisita sociabilidad, afabilidad y cortesanía, que siempre encuentran la frase oportuna y gentil para el que los visita, la hospitalidad para el extranjero, la caridad para el indigente, la generosidad para el amigo […] (López de Mesa, 1970a)”, cita el estudio.Esto, asegura Diaz Camacho, se puede entender apelando a algunos factores hereditarios provenientes de nuestra peculiar mezcla racial. Y en el caso específico de la amabilidad, a la influencia de nuestros ancestros chibchas. “En una aproximación general a sus rasgos anímicos peculiares, podemos fijarnos en los siguientes aspectos referidos a la población de ascendencia chibcha: Lo más notorio de estas gentes es su exquisita sociabilidad, afabilidad y cortesanía, que siempre encuentran la frase oportuna y gentil para el que los visita, la hospitalidad para el extranjero, la caridad para el indigente, la generosidad para el amigo […] (López de Mesa, 1970a)”, cita el estudio.

Por supuesto, estas características están presentes en cada región del país y se manifiestan de diferentes formas, y no solo provienen de la influencia chibcha, también de otros pueblos indígenas que habitaron el país, de la peculiar mezcla con otros grupos étnicos y de las condiciones particulares de nuestra geografía.

Lo cierto es que no es solo una percepción, es algo que los colombianos llevamos en la sangre y que nos sentimos particularmente orgullosos de demostrar, en especial a quienes vienen de afuera. Y es que en un mundo cada vez más egocéntrico, en el que las personas están volcadas en sí mismas, tratar a los demás con amabilidad es un lujo. Y Colombia se da el lujo de que sus habitantes sean amables por nacimiento, algo que muy pocos países pueden mostrar como una de sus mayores riquezas.

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