¿Qué nos hace diferentes? ¿Por qué somos tan especiales? Rendimos homenaje a lo que propios y extraños exaltan de esta bella tierra.
Diversidad. Si hay algo que hace diferente a Colombia es esta palabra.
Somos el único país en Suramérica que cuenta con salida a los océanos Atlántico y Pacífico. Esto implica una gran variedad de ecosistemas marinos y costeros que ofrecen paisajes diversos: desde las secas dunas de Punta Gallinas, en la Guajira, a las húmedas selvas de Nuquí, en Chocó. No tenemos estaciones, pero sí múltiples climas y pisos térmicos. Los cálidos de las costas y las riveras de los ríos; los templados de las zonas bajas de las cordilleras; los fríos de las montañas; los páramos de las partes altas de nuestro sistema montañoso y los glaciales de los nevados. Cada uno tiene una fauna y una flora específica, pero se manifiestan de manera particular dependiendo de la región.
Lo anterior significa que el país cuenta con una abundancia de especies animales y vegetales que, en casos específicos, es exclusiva en el mundo.
Según cifras de biodiversidad.co, Colombia tiene 58.312 especies registradas (a 31 de diciembre de 2019), lo cual nos sitúa como el segundo país con mayor biodiversidad en el mundo, después de Brasil y por encima de Indonesia y China.
Pero además somos:
El No 1 en aves y orquídeas (tenemos 1.999 especies de aves y 3.179 de orquídeas).
El No 2 en plantas, anfibios y peces dulceacuícolas.
El No 3 en palmas y reptiles.
El No 6 en mamíferos.
Por ejemplo, Colombia es la mayor poseedora de especies de colibríes. Se tiene registro de 165, 3 más de las que hay en Ecuador y 47 más de las que cuenta Perú (mira acá el artículo: https://www.lujocolombiano.com/2021/04/20/las-pequenas-aves-que-inspiraron-a-mario-hernandez/).
Diversidad étnica
Más allá de la biodiversidad, Colombia es reconocida por su abundancia étnica.
En nuestro país existen tres grupos: 1. Indígenas. 2. Negros, afrocolombianos, palenqueros y raizales. 3. Rom o población gitana.
De acuerdo con cifras del Censo de 2018, en el territorio nacional existen 115 pueblos indígenas con una población de 1.905.617 personas, que representan el 4,4 % del total. En cuanto a la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera, esta equivale al 9.34 % de la población total del país y está constituida por 4.671.160 personas, en tanto que la Rom tiene reconocidas a unas 2.649.
A los anteriores se suma el grueso de la población que está compuesta por mestizos, castizos, blancos, árabes, judíos y asiáticos, aunque no se los diferencia como tal en la medición realizada por el DANE.
[su_box style=”noise” box_color=”#ffffff” radius=”0″]Pero además, según el Ministerio de Cultura hay unas 68 lenguas nativas que son habladas por cerca de 850.000 personas. Entre ellas, se encuentran 65 lenguas indígenas o indoamericanas. También dos lenguas criollas habladas por afrodescendientes: el creole, de base léxica inglesa, hablado en San Andrés, Providencia y Santa Catalina, y el Ri Palenge, de base léxica española, hablada en San Basilio de Palenque, Cartagena y Barranquilla. También se cuenta la lengua romaní hablada por el pueblo Rom.
Esto sin contar con que hay diferentes dialectos (unos 10 aproximadamente) que le dan una vasta riqueza al lenguaje que nos es propio.
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Diversidad musical
Esta multiplicidad deriva también en una amplia variedad de géneros musicales que resultaron de nuestro particular mestizaje, muchos de ellos son propios del país; es decir, solo se encuentran acá y varían según la región.
En el Caribe colombiano el más famoso es el vallenato, pero también está la puya, el son, el paseo, el merengue, la cumbia, el porro, el mapalé, el fandango, la guacherna, el chandé y el bullerengue, por solo citar algunos.
En el Pacífico, los géneros son diferentes en la zona sur que en la zona norte, donde se destacan los cantos de boga, el gualí, el chigualo, el tamborito, la mazurca, la contradanza, el abozao, el pasillo, el bambazú y el porro chocoano. Mientras en la primera resaltan el currulao, el patacoré, el berejú, el velorio de santo y el novenario, entre otros. Conocemos el torbellino, el bambuco, la guabina y el sanjuanero de la región Andina, pero quizás no la rajaleña, la caña y el huayno de los departamentos de Huila y Tolima, o el calypso, el mento y la mazurca de la zona insular.
Diversidad gastronómica
La misma diversidad que se percibe en el mundo musical está presente en la gastronomía colombiana que cambia de acuerdo con las regiones e incluso entre departamentos. No hay más que ver cuántas versiones de tamales hay: la tolimense, la santandereana, la santafereña, la antioqueña, la costeña…
Ni qué decir de las empanadas y las arepas, incluso del sancocho. El mestizaje nos ha dado mucho y gracias a él Colombia no se parece a ninguna otra nación.
Diversidad de expresiones
La particular mezcla de culturas que tuvo lugar en Colombia también dio origen a una profusión de expresiones artísticas, culturales y religiosas que incluyen desde festivales y carnavales hasta ferias, fiestas y reinados.
Las más importantes son el Carnaval de Barranquilla y el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto, Nariño, dos eventos considerados por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
No obstante, cada región tiene una celebración propia, cuenta una historia de mestizaje particular y ofrece una variedad específica de manifestaciones de diversidad (mira acá el artículo: https://www.lujocolombiano.com/2021/04/07/carnavales-mestizaje-color-y-alegria/).
Esta enorme riqueza se complementa con la multiplicidad de bailes, costumbres, tradiciones, juegos, rondas, leyendas, técnicas artesanales y conocimientos ancestrales que cohabitan en nuestro territorio y que hacen que visitarlo, sin importar el lugar, sea siempre una fuente inagotable de sorpresas.
La diversidad es lo que nos hace diferentes, lo que nos ha convertido en uno de los destinos más deseados del mundo: de hecho, el país ganó 9 premios en los World Travel Awards del 2020 que lo destacan como potencia turística en la región: mejor destino culinario, mejor destino Lgbt, mejor destino de playa líder (San Andrés), mejor destino de viajes de negocios (Bogotá), mejor destino de escapada urbana (Medellín), mejor destino de ciudad cultural (Barranquilla), mejor destino turístico emergente en América del Sur (Cali) y mejor destino para las lunas de miel (Cartagena).
Todo lo anterior es nuestro verdadero lujo. La opulencia de la cual sentirnos orgullosos. La abundancia que nos hace verdaderamente ricos. Nuestro lujo colombiano.